lunes, 15 de noviembre de 2010

Fue la luna la culpable de toda aquella revelación, aquella misma noche empezó a brillar en todo su esplendor entre la oscuridad del cielo, esa era la señal, y empezó a surgir efecto en Tuly, sentía como le hervía la sangre por las venas, una sensación horrible se apoderaba de ella y le recorría el cuerpo, las patas se le engarrotaban, se inflaban las venas...y los pelos se le erizaban de una manera extraña,sus ojos empezaron a enrojecerse reflejando sangre y locura...


Ya no era una criatura débil, una fuerza anormal se había apoderado de su cuerpo lupino y comenzaría a actuar por voluntad propia.


Las gentes de la aldea temían su paso, esa noche sólo se derramaría sangre...Los gritos en la oscuridad hacían más agonizante la situación, Tuly había perdido el juicio por completo y realmente era un monstruo con una sed imparable.


Por un lado podéis pensar que esas gentes lo merecen por tratarle así debido a su aspecto, pero da igual lo que se le interponga por el camino, ya no hay piedad para nadie, niños,ancianos,animales...La furia desatada en la velada y la ira incontrolable no se podían llegar a entender, estaban haciendo de ella una asesina nata.


Era tal el descontrol que pronto se tintaron las callejuelas de rojo, sangre por todos lados, manchas y chorretones de color rojo pasión abundaban. Tuly corría sin rumbo con todas sus fuerzas, como si tuviera prisa por acabar la faena y arrasaba a su paso con todo lo que se ponía en su alcance.


Las casas ensangrentadas, gritaban desconsoladas,las piedras agrietadas por las zarpas de semejante animal, nunca cicatrizarían las heridas, esas garras tan afiladas que podrían desgarrarte el alma de un solo movimiento, tan frío y seco que no te daría tiempo a coger el ultimo aliento, en nada estarías tumbado en el suelo inerte, muerto...desangrándote.


El pueblo de Lusatu quedaría sentenciado y con una historia de por vida, una multitud de cadáveres yacían por las calles.


No tardarían en querer en bandeja la cabeza de la pobre cachorra, nadie sentiría pena ni piedad, una maldición la había sentenciado de por vida, cosa que ignoraban y no iban a investigar.


El pueblo tomaba apariencia de cementerio, las gentes gritaban desde los balcones queriendo socorrer a sus seres queridos pero paralizados por el miedo aterrador que suponía la situación, y quien la causaba, se quedaban inmóviles.


Los niños lloraban aterrados,las madres huían a refugiarse con ellos, los más valientes se armaban para enfrentarse a Tuly, pero...lamentablemente, ella no daba tiempo ni a respirar a quien osara plantarle cara, sus dientes afilados harían una carnicería humana, devorando sin dificultad alguna, y si la enrabias aún más, te partirá los huesos con sus mandíbulas para alargar tu agonizante muerte.



La noche se estaba haciendo eterna, y la loba parecía no agotarse nunca, nadie sabia que hacer para que la bestia se marchase y poder así empezar a enterrar a amigos y familiares victimas de su rabia.



Nunca antes se había deseado tanto la luz de el sol como aquella noche.


Y al llegar la madrugada, el sol iluminará poco a poco las callejuelas de Lusatu, mostrando así el horror y la desgracia a la que esta sometido el pueblo,todo aquello era espeluznante, sangre y más sangre por donde mires, las casas marcadas con chorretones y huellas del mamífero peludo al que todos odiarían como nunca, los cadáveres que yacían en las calles desprendían un olor espantoso, las moscas acudían por cientos y miles, el trauma estaba a flor de piel, en cada familia un llanto desolador era hoy el despertador del crudo amanecer.